Te escribo extrañándote un montón, y recordando con cariño nuestras divagaciones.

Un nuevo pensamiento se dibujó en mi cabeza vagando en las arterías de Valparaíso, hermosa ciudad-puerto. Muerto en algún momento encontré un respiro entre sus calles, cerros y lamentos, más afinadamente en el sonido de una guitarra callejera: Grace es la música. Portadora de un eco filoso y armónico que viene desde la trova, me anime a seguir sus pasos para capturar con la cámara movimientos y sonrisas, rasgos y gritos, de fuerza y pasión. Los pasajes recónditos y las calles céntricas abultadas acompañaron este recorrido, donde la cámara se centró en primeros planos de su rostro, tomas de cuerpo completo, donde la guitarra tiene un protagonismo central, ambientado tanto en la calle como fuera y dentro de restaurante porteños.

Iniciativa fotográfica nutrida con Francisco A.K.A Marea en abril de este año, donde lo acompañe ejecutando apoyos en sus canciones, y en la preparación de su nuevo disco llamado Apátrida, así como la oportunidad de capturarlo en imágenes cantando para un pequeño público en un local de tatuajes en barrio Bellavista. Las capturas fotográficas se enfocaron los objetos del ambiente, como un tornamesa, junto con fotos frontales de los músicos, tanto en el escenario, así como fuera de él.

Capturar los momentos de otros músicos, de otras sonoridades y expresiones, me acerco a la banda de hardcore, llamada La conspiración de la Pólvora, banda de un amigo baterista que me invito a fotografiar la grabación de su primer demo, este domingo 23 del presente mes.

Tres experiencias atravesadas por el mismo lente para capturar los movimientos y sonidos, tanto de la guitarra de palo como los sonidos estridentes de la guitarra eléctrica, los golpes de la batería, los estruendos de la voz y la estridencia del bajo; así como de los cuerpxs que transmiten esta música, tanto en su movimiento callejero, como los pasos que se dan al interior de un estudio de grabación.

Acercamientos que buscaran a través de imágenes y párrafos dar forma a un contenido que refleje las expresiones artísticas, tanto las que se dan al momento de ejecutar los instrumentos, como las palabras que se producen en espacios más íntimos propios de la creación musical.

La música compleja en sus estructuras, o no, funciona como un transmisor de emociones y reflexiones, que entre letras y melodías entrega imágenes, sombras y luces de nuestra realidad imaginada, que, en un ejercicio, en estos casos de resistencia y hastió contra las historias oficiales, apuntan entregando un ruido tan molesto como el humo del cigarrillo ingresando por nuestras narices.

Con entusiasmo, hermano mío, te comparto estas nuevas ideas, este nuevo aire para mi pensamiento, estos nuevos pasos de baile para mi cuerpo quieto, que comienza a explorar nuevas posibilidades de movimiento, y por tanto nuevas formas de vivir el tránsito de una vida ingrata a ratos, atrapada en un ritmo de bocinas, relojes y gritos de desesperanza.

Hasta pronto.